31/1/12

82 puñaladas


Sergio González Moreno dice que no se acuerda de nada, aunque reconoce que la mañana del 21 de enero de 2010 asesinó a su compañera de 82 puñaladas. Utilizó dos cuchillos de cocina de 20 cms de largo, unas tijeras y una navaja.

Después de casi un año en el centro psiquiátrico de la prisión de Navalcarnero, Sergio ha decalarado en la Audiencia Provincial de Madrid. El hombre, de 34 años, ha dicho que su relación con Ivana Sanz Fanego no había terminado del todo el día que ella murió, incluso ha afirmado que "estábamos muy bien juntos".

Sergio e Ivana se conocieron en el hospital psiquiátrico de Majadahonda las navidades de 2008. Él estaba ingresado por depresión y había intentado suicidarse en numerosas ocasiones. Ella sufría disociación selectiva y estaba enganchada a la cocaína.

Sergio estaba divorciado. Había sido condenado a 6 meses de cárcel por malos tratos a su ex-mujer. También a otros 6 meses por incumplir la orden de alejamiento que le había impuesto el juez y por intentar atropellar con su coche a los padres de su esposa. Según sus palabras, Esmeralda le "había abandonado", llevándose a sus dos hijos, mellizos de apenas dos años y él no les podía ver. Eso le había ocasionado una enorme tristeza, pero lo cierto es que la mujer le permitía estar con sus hijos según lo acordado por un régimen de visitas y que Sergió vengó su ira empapelando el barrio con fotos de ella desnuda.

Por su parte Ivana, de 36 años, estaba tambíen divorciada. Tenía dos hijas de 10 y 11 años y se llevaba bien con su ex-marido, José Alexis. Ella estaba al tanto del pasado de Sergio y sus continuos juicios, pero según ha dicho su padre, Raimundo, "era demasiado confiada y nunca pensó que el acusado pudiera hacerle nada".

Según ha confesado el procesado la cocaína estropeó su relación. Sergio afirma que él comenzó a consumir cuando conoció a Ivana, que estaba "muy enganchada". Los dos vivían gracias a sendas pensiones por incapacidad para trabajar. Cada uno percibía más de mil Euros y gastaban gran parte del dinero en la droga blanca.

La relación entre Sergio e Ivana duró poco más de un año. Él se mudó al domicilio de la mujer en Brunete, de donde se fue un mes antes del asesinato. Sergio asegura que nunca llegaron a romper del todo y que el día de los hechos habían intentado arreglar su situación, pero también afirma que él sospechaba que su novia salía con otro hombre, que había controlado su teléfono móvil y que la noche antes del crimen estuvo vigilando su vivienda toda la noche, para ver si estaba con alguien.

Esa noche Ivana cenó con su hermano, la pareja de éste y su nuevo novio. Todos pudieron ver a Sergio merodeando el edificio cuando salieron de la casa. El criminal pasó la madrugada en su coche, consumiendo Marihuana y cocaína. Vió salir a Ivana para dejar a sus hijas en el colegio y después desayunó con ella en un bar y se fueron al domicilio de la víctima donde consumieron grandes cantidades de cocaína.

Sergio asegura que Ivana necesitaba consumir frecuentemente. "Cuando no tenía droga se ponía muy nerviosa y me obligaba a comprar más". La mañana del 21 de enero de 2010 hicieron precisamente eso. Fueron a Quijorna a por más cocaína y retornaron al que hasta entonces había sido el domicilio que compartían. El acusado dice que "Ivana tenía ganas de hacer el amor", algo que solía suceder cuando estaba colocada. Él no accedió a sus demandas, así que la víctima telefoneó a su presunto amante y le dijo que Sergio "era un mierda, un pichafloja, que no quería hacer el amor con ella, a pesar de lo buena que estaba". Sergio "se sentia como un mierda, arruinado" y sintió ganas de suicidarse.

A partir de ahí el asesino dice que no recuerda más. Las pruebas policiales y forenses dictaminan que Ivana recibió 82 puñaladas por todo el cuerpo, con cuatro armas distintas,dentro de su propia casa. La Guardia Civil encontró al hombre dormido en el sofá y el cadáver de Ivana en el suelo. Había sangre en el descansillo, en la entrada y en otras dos habitaciones, lo que pone de manifiesto que la mujer intentó huir, que se defendió como pudo con su 1'65 cms de estatura frente a un hombre de 1'80 cms y unos 100 kilos de peso, que estuvo agonizando y que sufrió enormemente antes de recibir una última puñalada, letal, en el corazón.

Los vecinos pudieron oir gritos de auxilio. También al asesino, que increpaba a su víctima"¿ves? ahora sí que se va a enterar todo el mundo". Ivana quiso abandonar la vivienda, pero su verdugo volvió a meterla dentro y cerró la puerta con llave para evitar que escapase. Después le cortó la traquea y comenzó a asestarle puñaladas "aumentando deliberada e inhumanamente su dolor" según el escrito de la acusación.

 El fiscal, las acusaciones particulares y la acusación popular consideran que se trata de un asesinato con la agravante de parentesco, que Sergio sabía bien lo que hacía y que lo hizo con ensañamiento y alevosía. Mientras, el abogado defensor pretende demostrar que Sergio lleva sufriendo desde que su padre se suicidó con un arma de fuego cuando él tenía tres años, que se ha intentado quitar la vida desde los 17 años, que ha sufrido después de su separación y que en el momento del crimen padecía un trastorno mental, agravado por el consumo de cocaína.

Fiscal y acusaciones piden 20 años de cárcel para el imputado, además de una indemnización de más de 203.500 euros para las dos hijas y la madre de la fallecida. Por su parte, el abogado defensor pide que se exima al procesado de toda culpa y que sea internado en un centro psiquiátrico.

El juicio considera culpable al imputado . El jurado, formado por nueve miembros, considera que Sergio González Moreno es culpable y que sabía perfectamente lo que hacía cuando cometió este crimen machista.